UsuarioLa guerra de doce días de Israel contra Irán va a tener efectos adversos para el movimiento civil iraní de oposición, según cree la premio nobel de la paz de 2023 Narges Mohammadi, quien vaticina un aumento de la represión interna.
El diario Wall Street Journal de Nueva York publicó este jueves una entrevista a Mohammadi que se realizó a través de un cuestionario escrito por los problemas de conexión en la localidad donde ella tuvo que refugiarse durante los bombardeos de Israel.
«La situación para el pueblo iraní es más peligrosa ahora que durante la guerra -afirma la activista, de 53 años-. Estoy muy preocupada por la situación de los miembros de la sociedad civil, activistas políticos y sobre todo los jóvenes que se comprometen en actividades sociales. Por desgracia, creo que la represión se va a intensificar en los próximos días», afirma.
La acusación genérica de espiar para Israel ha llevado a la cárcel a 750 personas desde el 13 de junio, unos arrestos practicados por la Guardia Revolucionaria iraní, considerado el cuerpo ‘guardián de las esencias’ del régimen iraní. Además, ha habido seis ejecuciones por el mismo motivo de colaborar con Israel.
Un cambio en Irán gestado desde adentro
A los detenidos, calificados habitualmente como «terroristas» o «mercenarios a sueldo del régimen sionista», los acusan en algunos casos de poseer armas y municiones con el presunto fin de utilizarlas contra el Gobierno.
A pesar de todo esto, la premio nobel se muestra contraria a toda intervención extranjera en Irán para forzar un cambio de régimen, y defiende que los cambios deben venir desde dentro para no ser ilegítimos.
Sobre los ataques de Israel, no ahorra críticas a su primer ministro, Benjamín Netanyahu, al que compara con el líder supremo iraní de la siguiente manera: «En Irán tenemos este Gobierno misógino y religioso encabezado por Ali Jamenei que nos ha llevado al infierno prometiéndonos el paraíso, pero Netanyahu también nos lleva al infierno mientras que promete libertad y democracia».
Narges Mohammadi ha sido arrestada en trece ocasiones, condenada en nueve, ha pasado meses encerrada en celdas del tamaño de una “tumba” y hace 10 años que no ve a sus dos hijos. Pero en una entrevista con EFE el pasado febrero, dijo que todo eso ha valido la pena en la lucha por la libertad de Irán.
